jueves, 30 de abril de 2009

Lo que paso durante la Bienal y lo que pasara despues

por Aurélie Sampeur, mayo del 2009

En el marco de la Décima Bienal de La Habana, LASA – Laboratorio Artístico de San Agustín – realizó sus segundo y tercer ENSAYOS PÚBLICOS sobre la exploración identitaria, a partir de los sentidos visuales y auditivos. Los artistas y colectivos trabajaron contextualmente durante su residencia y desarrollaron obras pluridisciplinarias con relación al urbanismo, la arquitectura, la religión y la sociedad, así como también con la imaginación, los sueños y los sentimientos íntimos de los transeúntes del reparto.



Algunos artistas elaboraron propuestas bi-sensoriales, entre ellos Candelario y José Ángel Báez quienes integraron elementos gráficos y sonoros. Otros rodaron ficciones, clips, documentales: El huevo de San Agustín del Club Real, Pupila contextual de los colectivos Descarrilados y Cuatro Cuartos, Hoy como ayer de Laura Delle Piane, y Gráfica Urbana de Roberto Otero. Por primera vez, LASA organizó proyecciones públicas al aire libre. De esa forma todas las creaciones audiovisuales pudieron ser ampliamente difundidas en cinco lugares del reparto, explorando así nuevos espacios (edificios, supermercados, alcaldía), encontrando nuevos habitantes, transformando la atmósfera. Aunque los videos presentados se desmarcan estéticamente de los productos habitualmente consumidos, la omnipresencia del reparto como fondo y actor de las películas conquistó a los espectadores, cada noche más numerosos.

Manuela Zechner y Valeria Graziano grabaron cuatro piezas sonoras, una serie de entrevistas con habitantes, que tuvieron también un gran alcance gracias a su transmisión por las ondas de la radio nacional. Peter Kees eligió difundir su retrato-collage sonoro de San Agustín desde su mismo Sound Taxi antes de cada proyección audio-visual al aire libre.

Varios artistas desarrollaron sus intervenciones a partir de un diálogo público-privado. Takafumi Hara utilizó los carros de los habitantes para difundir sus retratos y su percepción del reparto. Rafael Trelles « pintó » vendedores ambulantes célebres de San Agustín, estudiantes de las escuelas, motivos interiores con una máquina de lavado con agua a presión sobre las paredes de la ciudad. Laura Delle Piane filmó la vida pública pero también privada de personalidades locales, revelando su vida cotidiana personal.

A través su proyecto fotográfico, Susana Arwas cuestionó las prácticas religiosas afro-cubanas que consisten en lavar de las energías maléficas el alma y el interior de la casa, pero que « contaminan » el territorio común al botar literalmente los desechos de estas ceremonias purificadoras. El Club Real abordó igualmente este tema de la religión afro-cubana tomando como personaje principal de su video un huevo sacrificado. 

Candelario, Toine Horvers y Arnaud Sallé trabajaron a partir de elementos urbanísticos. El artista cubano cuestionó el concepto clásico del plan urbano, introduciendo el cuerpo humano como soporte vivo y tridimensional – el suyo y el de dos performers más. Toine Horvers dió la oportunidad a los habitantes de repensar los nombres de su calle: « Si los nombres de las calles no fueran números, ¿qué nombres les gustaría darles? » y Arnaud Sallé transformó los contenedores olvidados del barrio y recuperados como garajes o almacenes, en soportes poéticos.

Otros artistas también? tuvieron un enfoque más directo de la historia y sociedad san agustinense, tales como José Ángel Báez de Cuba o los colectivos Descarrilados y Cuatro Cuartos de Colombia quienes utilizaron mucho el juego para desarrollar su proyecto P5.

La diversidad de los temas abordados (sociedad, religión, urbanismo) y las técnicas empleadas (fotografía, performance, instalación, pintura, audio-visual, dibujo, poesía) ilustran las posibilidades que ofrece LASA a los artistas en residencia. Durante la Décima Bienal de La Habana, cada artista participante del laboratorio pudo simmergé completamente en el contexto san agustinense con el fin de crear in situ y fuera de las instrucciones obras sensibles que contribuyen a la investigación identitaria dirigida por LASA. Cada uno tuvo la posibilidad además de preparar sus acciones en condiciones especialmente creadas para la Bienal: el Centro LASA, taller abierto de 150 m², antigua sala de calderas de la lavandería del barrio, abandonada desde 17 años. El Centro LASA pudo también funcionar como punto de información y de encuentro con el público de la Bienal pero también con el público local, papel esencial para ofrecer una imagen más transparente para el exterior.

Este espacio es además el primer elemento permanente, la primera ocupación física y transformación urbana que realizó LASA. El Centro LASA anuncia así los próximos ENSAYOS PÚBLICOS que consistirán en una serie de intervenciones sobre el tejido urbano del reparto: construcciones de mobiliario urbano, indicadores de calle, paradas de ómnibus, bancos, parques… Estos serán entonces transformaciones palpables de la superficie del reparto para estos ensayos bajo el sentido del tacto: ¿una nueva piel, un tatuaje o un piercing? La exploración queda abierta.