Dejar huella es un mecanismo táctil y olfativo que consiste en tomar improntas de los transeúntes/habitantes de un lugar en cera de abejas líquida (fundida a 40º C) y teñida de rojo. Los calcos en negativo de los dedos de los transeúntes y el resultado inmediato de las huellas/flor, que surgen de este proceso, son la estrategia con la cual se construye un vínculo, un punto de cruce y diálogo con las personas y el espacio intervenido, de forma conjunta.
El proyecto es una acción efímera (puede durar algunas horas o incluso varios días) y tiene una estructura participativa. Como propuesta interdisciplinar, el proyecto conjuga el dibujo, el urbanismo, la arquitectura, el recorrido de un lugar, la escultura efímera y el intercambio social, cultural y de experiencias.
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