Nuestro objetivo es permitir que los ruidos cotidianos sean audibles. Esto lo conseguiremos poniendo dichos ruidos en otros contextos: La atmósfera sonora de las calles en Cuba es totalmente diferente a la de las calles en Alemania.
La atmósfera sonora diurna y animada de San Agustín en los kioskos será grabada y, la noche siguiente, será difundida en el mismo lugar. La escena acústica de cada día se repite en la soledad y provoca un eco. Los kioskos serán como escenas alumbradas prolijamente sobre las cuales los ruidos del día actúan de forma fantasmagórica. Las conversaciones y los encuentros ya no están. No se pueden repetir – solo queda la presencia fugaz de las personas.